El inicio de la Deuda Externa en Argentina
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Por Gianluca Giovenal
El fenómeno de la deuda externa es parte de la historia económica argentina. Desde los primeros años de independencia se acumularon préstamos provenientes del exterior. El 1° de julio de 1824 Argentina firmó la operación de préstamo entre la Provincia de Buenos Aires y la casa Baring Brothers de Londres, por un millón de libras esterlinas. Esta operación marcó el comienzo de la deuda externa.

En 1824, durante el gobierno de Martín Rodríguez, el Ministro de Gobierno, Bernardino Rivadavia y Hacienda, Manuel José García, gestionaron un empréstito —préstamo tomado como forma de inversión— con la Casa Baring Brothers. La operación se concretó mediante la emisión de 2.000 obligaciones de 500 libras cada una, con una tasa de interés del 6% anual, totalizando un millón de libras esterlinas.
El objetivo previsto para estos fondos era ambicioso: la construcción de un puerto, la instalación de una red de agua corriente en Buenos Aires y la fundación de tres ciudades en el interior de la provincia. Estas obras apuntaban al desarrollo económico y territorial.
Sin embargo, los objetivos no se cumplieron y los fondos no fueron aplicados a las obras programadas. Las reservas en oro se dilapidaron y el empréstito se utilizó para cubrir el déficit del gobierno y financiar los gastos de la guerra contra el Imperio del Brasil (1825- 1828). El financiamiento, que debía servir para suplir la falta de capital interno y generar desarrollo, se terminó convirtiendo en una traba.

Plaza del mercado en Buenos Aires.
En diciembre de 1825, el gobernador de Buenos Aires, Juan Gregorio de Las Heras, firmó El Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con Gran Bretaña. Este acuerdo le otorgó privilegios económicos, políticos y comerciales a los ciudadanos británicos residentes en Argentina. Además, consolidó en manos de los comerciantes ingleses el manejo de importación y exportación, relegando al país al rol de exportador de materias primas e importador de productos manufacturados.
Ese mismo año, el Congreso Constituyente reconoció el empréstito con Baring Brothers como deuda nacional. A través de la Ley de Consolidación de la Deuda Pública del Estado se garantizó el pago con las tierras públicas del país. Con el remanente del empréstito — equivalente a tres millones de pesos— se creó en enero de 1826 el Banco Nacional.

El 7 de febrero de 1826, Rivadavia se convierte en el primer presidente del país y para garantizar el seguro del empréstito sancionó la Ley de enfiteusis. Esta ley permitía al Estado ofrecer tierras públicas como respaldo de los préstamos extranjeros, pese a que su venta estaba expresamente prohibida por ley. Como parte del acuerdo, Baring envió la mayor parte del importe en letras de cambio para los comerciantes británicos radicados en Buenos Aires y que éstos abonarán las sumas indicadas al gobierno provincial. Las reglas impuestas por los acreedores y las decisiones del gobierno condicionaron las políticas económicas locales.
En 1857, la deuda ascendía a 2.500.000 libras y el gobierno provincial concretó el arreglo definitivo para saldarla, reconociendo intereses atrasados por l.641.000 libras. A principios del siglo XX se canceló definitivamente.
En 1896, el Ministro de Hacienda de la Nación, José Antonio Terry, firmó un acuerdo financiero por el cual el Estado nacional asumió parte de las deudas provinciales con el exterior, a cambio de las deudas que las provincias mantenían con el Tesoro nacional por las emisiones autorizadas por Ley de Bancos Garantidos, que buscaba garantizar la emisión monetaria a través de reservas de oro. Finalmente, en 1904, el Estado Nacional canceló completamente la deuda con Empréstito Baring, ochenta años después.
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