La historia de los préstamos del FMI a la Argentina
- elceiboportal
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Por María Belén Olivera
Desde Frondizi hasta Milei, los acuerdos con el FMI han condicionado la política económica nacional. Un repaso por las deudas que moldearon la historia argentina.
Argentina mantiene una larga y compleja relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo financiero creado en 1944 con el fin de promover la estabilidad monetaria y el comercio global. Desde su adhesión en 1956, nuestro país ha solicitado diversos préstamos y acuerdos de asistencia financiera, cada uno marcado por complejos contextos político-económicos.
El primer acuerdo se firmó en 1958, bajo la presidencia de Arturo Frondizi. Fue un préstamo stand-by de 75 millones de dólares, acompañado de un programa de estabilización económica que incluía devaluación y control del gasto público. En los años siguientes, se sucedieron acuerdos similares con gobiernos tanto democráticos como no democráticos.
En 1976, tras el golpe de Estado, la dictadura militar solicitó otro préstamo al FMI, esta vez por 127 millones de dólares. Este acuerdo coincidió con una fuerte apertura económica, liberalización financiera y endeudamiento externo.
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín, se firmaron varios acuerdos. En 1984, se acordó un stand-by por 1.200 millones de dólares, condicionado por políticas de ajuste fiscal y monetario. Sin embargo, las dificultades sociales y políticas impidieron cumplir con las metas previamente establecidas.
La relación con el FMI se intensificó en los años 90. Carlos Menem firmó un stand-by en 1991 por 1.400 millones de dólares, destinado a respaldar el plan de convertibilidad, que establecía la paridad fija entre el peso y el dólar. En 1996, otro acuerdo fue aprobado, esta vez por 2.800 millones.
El 2001 marcó uno de los capítulos más críticos. Durante la presidencia de Fernando de la Rúa, se firmó el llamado “Blindaje” por 13.700 millones de dólares, y meses después, el “Megacanje” de deuda. Las medidas no evitaron la crisis social y económica que derivó en la renuncia presidencial y el default.
En 2018, bajo el gobierno de Mauricio Macri, Argentina accedió al préstamo más grande de la historia del FMI: 57.000 millones de dólares, de los cuales se desembolsaron 44.000. Este acuerdo generó controversia por su magnitud y las condiciones impuestas.
En 2022, durante la gestión de Alberto Fernández, se renegoció la deuda con un nuevo programa de Facilidades Extendidas por 44.000 millones de dólares. Este acuerdo incluyó un esquema de revisiones trimestrales y metas fiscales, monetarias y de reservas internacionales.
Finalmente, en 2023, con la llegada de Javier Milei a la presidencia, se renovó la relación con el organismo en un contexto de alta inflación y escasez de reservas. El nuevo gobierno ratificó el programa vigente y avanzó en nuevas negociaciones para flexibilizar metas y obtener desembolsos pendientes. En enero de 2024, el FMI aprobó un giro de 4.700 millones de dólares tras una revisión favorable, mientras el país continúa gestionando ajustes fiscales y reformas estructurales exigidas en el acuerdo.
A lo largo de más de seis décadas, Argentina ha recurrido reiteradamente al FMI en distintos contextos políticos y económicos, aunque los acuerdos más condicionantes se firmaron bajo gobiernos que impulsaron políticas neoliberales o de ajuste. Cada convenio estuvo condicionado por el contexto nacional y global, y sus consecuencias han dejado marcas imborrables en la historia económica y social del país.
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