Cuando la rebeldía es conservadora
- elceiboportal
- 30 may
- 2 Min. de lectura
Por Salma Naar
El capítulo “100% blanco y villero”, del libro “Desquiciados”, analiza cómo los sectores populares juveniles adoptan discursos de derecha a través de la música, el trabajo precario y las redes. Un recorrido por las nuevas identidades políticas que emergen desde abajo.

¿Qué lleva a jóvenes de barrios populares a enaltecer a Javier Milei como “el último punk” y rechazar el feminismo como una imposición? En el capítulo escrito por Ulises Ferro y Pablo Semán, se explora ese interrogante desde una mirada etnográfica y cultural, tomando como eje a la banda punk “Una Bandita Indie de La Plata”.
Esta banda, surgida del conurbano bonaerense, canaliza el malestar de una generación precarizada que desconfía del Estado, del progresismo y de la política tradicional. En sus letras se celebra el esfuerzo individual, se desprecia la ayuda estatal y se reivindica una masculinidad resistente, como respuesta a una experiencia cotidiana marcada por la frustración.
Más que un caso aislado, la banda es síntesis de una sensibilidad que crece en plataformas digitales y foros online. Allí, jóvenes de sectores populares se politizan al calor de discursos como los de Agustín Laje o Victoria Villarruel, construyendo una identidad que mezcla liberalismo, conservadurismo y rechazo a lo “políticamente correcto”.
Ulises Ferro, antropólogo y técnico en realización audiovisual. Estudia la vida económica de los sectores populares y Pablo Semán, antropólogo y sociólogo, investigador del CONICET, no juzgan ni idealizan, pero muestran cómo la desigualdad puede derivar en un individualismo extremo, y cómo el “conservadurismo rebelde” se presenta hoy como alternativa en sectores donde la izquierda perdió capacidad de representación.
El capítulo 3 revela el rol clave de la cultura digital como espacio de formación política. Lejos de los sindicatos y centros de estudiantes, hoy las juventudes construyen sentido común desde TikTok, YouTube y canales alternativos, donde las derechas disputan el deseo y la rebeldía.
Este fenómeno interpela a las ciencias sociales, la política y la comunicación: ¿cómo es que sectores históricamente asociados a las luchas populares adoptan discursos de derecha? ¿Qué dice esto sobre el vínculo entre Estado, juventud y representación?
La lectura es urgente: entender estas nuevas formas de politización es clave para pensar el presente pero, sobre todo, el futuro de la democracia.
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